LA IGLESIA

LA IGLESIA
CATALINA PADILLA - JESICA BURBANO

lunes, 1 de febrero de 2010






Constantino el Grande (306-337).


San Constantino era hijo de Constancio Cloro y de Santa Equia-postólica Elena. Su padre favorecía a los cristianos, y el propio Constantino vio los horrores de la persecución de Diocleciano en la corte imperial y la valentía de los confesores de Cristo, lo que le dispuso a favor del cristianismo. En el año 306 fue proclamado emperador.
En año 312 surgió la guerra contra Majencio. Antes de un combate decisivo, Constantino vio en el cielo un brillante signo de la santa Cruz con las palabras que le acompañaban: "Con ésta vencerás." De noche le apareció en sueños el Salvador y presagió la victoria. Constantino ordenó confeccionar la imagen de la Cruz sobre todos los estandartes. En la batalla que sobrevino, Constantino ganó una decisiva victoria.
Después de convertirse en el único emperador romano, Constantino dedicó toda su vida al servicio del cristianismo. Declaró la libertad de confesión de la fe cristiana (313), puso fin a los juegos y holocaustos paganos, otorgó privilegios al clero y a las iglesias, confirmó la santificación del día domingo, construyó numerosos templos cristianos y derogó las leyes gentiles dirigidas contra el cristianismo. Su capital la mudó de Roma a Constantinopla.
En Palestina, la madre de Constantino, Santa Elena, halló la Cruz del Señor, y erigió 20 templos en los sitios de los principales acontecimientos evangélicos.


La unión de la Iglesia Estado:
Pronto se hizo sentir el pernicioso efecto de esta primera unión entre la Iglesia y el Estado. Constantino no aceptaba otra autoridad más que la suya, y recurría a medidas violentas para hacerla obedecer. Se puede dar un ejemplo de esto. Un hereje destacado, llamado Arrio, expuso un credo religioso que negaba la deidad de Cristo. Enseñaba él que el Señor había sido creado por Dios como todos los otros seres, y que, consiguientemente, no era coeterno con Dios. Los obispos cristianos denunciaron esta doctrina, con razón, como una horrible blasfemia; Arrio y sus seguidores fueron excomulgados por la iglesia, y la posesión y difusión de sus escritos fueron declaradas pecados capitales. En cambio, Constantino consideró la herejía una mera minucia, y ordenó promulgar un edicto imperial mandando que los herejes excomulgados fueran restaurados a la comunión de la iglesia. Fue Atanasio, obispo de Alejandría, el que discernió el verdadero peligro en las enseñanzas de Arrio, y se resistió firmemente a esta intervención. Estaba totalmente dispuesto a resistirse a la orden del emperador y a sufrir persecución y destierro por su defensa de esta gran verdad central del cristianismo: la deidad del Señor Jesús. En el Concilio de Nicea, en el año 325, la deidad de Cristo recibió sanción oficial, y fue formalmente enunciada en el original Credo Niceno.



El edicto de Milán 313 d.C : A pesar de muchos y lastimosos fallos, se debe admitir que Constantino hizo muchas cosas de gran valor en su tiempo, y que su legislación en general da evidencia de la silenciosa acción de principios cristianos. Él fue el responsable de la redacción del famoso Edicto de Milán —a veces llamado la Carta Magna de la Cristiandad. Concedía a los cristianos una libertad total y absoluta para el ejercicio de su religión. Sería difícil encontrar un mayor contraste que el que se observa entre la posición de la iglesia al principio y al final del reinado de Constantino. Como bien ha dicho Miller: «La encontró encarcelada en minas, mazmorras y catacumbas, y excluida de la luz del cielo; y la dejó en el trono del mundo.» Sin embargo, ello fue en cumplimiento de la profecía inspirada: «Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás» (Ap 2:13).}

Ahora ya podemos comprender la importancia que tuvo el emperador Constantino para la realización del Cristianismo en Roma y su pronta expansión por Edmundo en resumen; podemos decir que; la conversión del emperador Constantino situó al cristianismo en una posición privilegiada dentro del Imperio; se hizo más fácil ser cristiano que no serlo. Como resultado, los cristianos comenzaron a sentir que se estaba rebajando el grado de exigencia y sinceridad de la conducta cristiana y que el único modo de cumplir con los imperativos morales de Cristo era huir del mundo (y de la Iglesia que estaba en el mundo), y ejercer una profesión de disciplina cristiana como monje. Desde sus comienzos en el desierto egipcio, con el eremitorio de san Antonio, el monaquismo cristiano se propagó durante los siglos IV y V por muchas zonas del Imperio romano. Los monjes cristianos se entregaron al rezo y a la observación de una vida ascética, pero no sólo en la parte griega o latina del Imperio romano, sino incluso más allá de sus fronteras orientales, en el interior de Asia. Durante el inicio de la edad media, estos monjes se transformaron en la fuerza más poderosa del proceso de cristianización de los no creyentes, de la renovación del culto y de la oración y, a pesar del antiintelectualismo que en reiteradas ocasiones trató de hacer valer sus derechos entre ellos, del campo de la teología y la erudición.

Las herejías:


Se denomina herejía a la doctrina que contradice la verdadera fe cristiana. Desde el principio aparecieron en la Iglesia diferentes enseñanzas erróneas bajo influjos del judaísmo y del paganismo.
La herejía de los judaizantes negaba la divinidad del Señor Jesucristo y exigía el cumplimiento de la entera ley mosaica. Gnósticos: La herejía derivada del paganismo denominada la de gnósticos (gnosis = conocimiento) se fundaba en dos principios: el Dios y la materia que siempre luchan entre si, incluyendo también el concepto de eones, o divinidades inferiores, y la ciega suerte. Según esta teoría, Cristo pertenecía a los eones superiores y poseía cuerpo fantasmal. Antitrinitarios: La herejía de los Antitrinitarios rechaza el dogma de la Santísima Trinidad (Pablo de Samosata y Savelio).
Todas las herejías provienen por el orgullo de la mente humana que no quiere aceptar la fe en su puro sentido. Por eso una herejía es un pecado mayor que los pecados individuales cometidos por debilidad. Muchos jefes de herejías fueron altamente amorales, lo que toleraba Dios para poner de manifiesto su orgullo.
Las disputas de
doctrinas comenzaron en los inicios del cristianismo. La iglesia cristiana organizó concilios para resolver estos asuntos. Los concilios que representan a toda la iglesia cristiana fueron llamados concilios ecuménicos. Algunos grupos fueron rechazados por herejes, como por ejemplo:


Simonianismo
Nicolaitanismo
Judaizantes
Gnosticismo (basados en el "misterio" de Pablo en Romanos 16:25)
Marcionismo (llamada la amenaza más peligrosa jamás enfrentada)
Montanismo (Tertuliano, "Padre de la Iglesia Latina", era un seguidor)
Alogi
Mandeanismo
Monarquianismo
Nestorianismo (fomentado por Nestorio, un Patriarca de Constantinopla)
Apollinarianismo
Arrianismo (siglo cuarto, fomentado por Arrio, un sacerdote)
Docetismo


Arrianismo: Arrio (250 - 336) proponía que Jesús y Dios estaban muy separados y eran entidades diferentes: Jesús estaba más cerca de Dios que ningún otro humano, pero nació humano, y no tenía una existencia previa, por ende no era Dios, más sí una persona parecida o semejante a Dios, sin necesariamente ser el mismo. Por otra parte, Dios había existido siempre. Arrio sentía que cualquier intento de reconocer la deidad de Cristo podría desdibujar la línea entre el cristianismo y las religiones paganas. Si el cristianismo reconocía dos dioses separados, el Padre y Jesús, se convertiría en una religión politeísta.


Siglo IV:


Cambio constantiniano:
Críticos de la unión de la iglesia cristiana y el estado, apuntan a este cambio como el comienzo de la era del constantinianismo, cuando el cristianismo y la voluntad de Dios gradualmente se vieron identificadas con la voluntad de la elite regente; y en algunos casos fue más que una justificación religiosa para el ejercicio del poder.


Credo Niceno: Dentro del Concilio de Nicea, la asamblea compuso un credo para expresar la fe de la iglesia cristiana. Se incluyó entre otras cosas la intervención de Constantino para que se incluyera la palabra “consubstancial”,[1] llegando finalmente al Credo de Nicea.

Cesaropapismo: El Cesaropapismo se inició cuando el Papa León III coronó al rey del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlomagno, ocasionando dos efectos: El apoyo de la Iglesia Cristiana al Estado y viceversa, el apoyo del Estado a la Iglesia Cristiana, lo cual derivó en el Cesaropapismo, que sostenía la teoría del origen divino de los reyes y les daba poder absoluto sobre la religión y el gobierno a la misma vez.


Las controversias cristológicas: Las controversias cristológicas incluyen examen de preguntas como: ¿era Cristo divino, humano, un ser angélico creado, o más allá de una simple clasificación en una categoría? ¿Los milagros de Cristo realmente cambiaron la realidad física o sólo eran simbólicos? ¿El cuerpo de Cristo realmente se elevó de la muerte o el Cristo resucitado era un ser sobrenatural que no estaba limitado por las leyes físicas?
Arrio, Atanasio de Alejandría
Diodoro de Sicilia, Teodoro
Cirilo de Alejandría y Nestorio
El
concilio de Éfeso anti-Nestoriano y el concilio de Calcedonia anti-Monofisita en 451.
La búsqueda por reconciliación y la herejía de una voluntad(
monotelitismo, la creencia de que Jesucristo tenía una voluntad (divina) como oposición a la de dos voluntades, una divina y otra humana). El Quinto Concilio Ecuménico condenó el monotelitismo y falla al alcanzar la reconciliación deseada por el emperador bizantino.

Reavivamiento del paganismo por Roma en el siglo cuarto: Golpeado por estos desarrollos, el emperador
Juliano (denotado "el Apóstata" debido a su rechazo del cristianismo y conversión al Mitraísmo y al Neoplatonismo) intentó restaurar el estado anterior entre las religiones al eliminar los privilegios (exención de impuestos entre el clero cristiano, por ejemplo) dado por antiguos emperadores romanos como Constantino, prohibiendo a las distintas denominaciones cristianas perseguirse entre sí y volviendo a traer a arzobispos quienes habían sido proscritos por el arrianismo, alentando al judaísmo y una suerte de neopaganismo.


Cristianismo niceno se opone a los emperadores bizantinos:
San
Atanasio exiliado de su arzobispado en Alejandría al menos cinco veces por oponerse al arrianismo.
San
Juan Crisóstomo (Patriarca de Constantinopla) muere en el exilio por criticar a la corte imperial en sus homilías.
El cristianismo se convierte en religión del Estado: La oposición de
Juliano duró por poco, emperadores como Constantino II repelieron las acciones de Juliano e incentivaron el crecimiento del cristianismo. Este estado de cosas fue finalmente forzado por una serie de decretos (como el Edicto de Tesalónica) por el emperador Niceno Teodosio I, comenzando en febrero de 381, y continuando por su reinado.
En esta época podemos encontrar que se da la
Pentarquía; que es la organización de la iglesia cristiana en 5 patriarcados.

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