LA IGLESIA

LA IGLESIA
CATALINA PADILLA - JESICA BURBANO

lunes, 1 de febrero de 2010


Las persecuciones y el final de la etapa apostólica:

Trabajos de evangelización del apóstol San Pedro:

El Apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas (Gal. 2:7-10) dice que le fue confiada la predicación de la Palabra Divina a los gentiles, y al Apóstol Pedro para los judíos. Debido a esta primacía de la evangelización y la presencia del Espíritu Santo, ellos fueron denominados por la Iglesia los apóstoles supremos (príncipe de los apóstoles).

ENCARCELAMIENTO: El Apóstol Pedro, quien fundó la Iglesia entre los judíos y gentiles tuvo que soportar la persecución del rey judío Herodes Agripa (sobrino de Herodes el Grande), que lo encarceló y tenía intención de asesinarlo después de la fiesta de Pascua con el fin de complacer a los judíos. El Apóstol fue echado en la más firme celda de la prisión interna, donde 16 guerreros lo estaban guardando: dos de ellos fueron encadenados al Apóstol, mientras que otros custodiaban un triple portón. Mientras tanto la Iglesia rezaba diligentemente por él eligiendo la oración ante todos otros medios; nadie decía: "Soy pequeño para Dios" y que "mi oración no vale nada." Y el Señor protegió a su Apóstol.

APARICIÓN DE UN ANGEL.: En la víspera de la ejecución, después de la Pascua, los cristianos se reunieron por la noche para la fervorosa oración por Pedro en la casa de la madre del Santo Apóstol y Evangelista Marcos. De repente apareció el Ángel del Señor, y una luz sobrenatural alumbró la prisión, mientras que el Apóstol Pedro, después de encomendarse a Dios, dormía profundamente. El Ángel, golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: "Levántate pronto." Y se cayeron las cadenas de sus manos. Y el Ángel añadió: "Envuélvete en tu manto y sígueme." Pedro salió en pos de él; no sabía si era realidad lo que el Ángel hacía, más bien le parecía que era una visión. Atravesando la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que se abrió por si misma y salieron a una calle, desapareciendo luego el Ángel. Entonces Pedro, vuelto en si, dijo: "Ahora me doy cuenta de que realmente el Señor ha enviado Su Ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y a toda la expectación del pueblo judío" (es decir, del espectáculo de su ejecución). Reflexionando, se fue a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos orando. Golpeó a la puerta del vestíbulo, y salió una sierva llamada Rode, que luego que conoció la voz de Pedro, fuera de si de alegría, sin abrir la puerta, corrió a anunciar que Pedro estaba ante el vestíbulo. Pero ellos, sabiendo que la guardia se encontraba muy reforzada, no le creyeron, diciendo: "Estás loca." Pero ella insistía que era así. Mientras tanto Pedro seguía golpeando, y cuando le abrieron y le conocieron, quedaron estupefactos. Haciéndoles señal con la mano de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel por medio de Su Ángel.
La viveza de este relato demuestra que el mismo fue registrado en los Hechos de los Apóstoles (12:1-17) por el Evangelista San Lucas valiéndose de las palabras de un testigo ocular. Este acontecimiento tuvo lugar en el año 44.

APÓSTOL PEDRO EN ROMA: Como se supone, después de su milagrosa liberación el Apóstol Pedro se dirigió a Roma donde conjuntamente con el Apóstol Pablo fundó la Iglesia, pero no fue obispo de Roma, porque Pedro y Pablo pusieron al obispo Lino para dirigir la Iglesia de Roma.
EN EL CONCILIO DE ASIA MENOR Y EN EL EGIPTO: El Apóstol Pedro estuvo presente en el Concilio Apostólico de Jerusalén en el 51; y luego predicó en Asia Menor y en Egipto, donde consagró al primer obispo de Alejandría, su discípulo el Santo Evangelista Marcos.

SU MUERTE: El Apóstol Pedro padeció en Roma conforme con lo vaticinado por Cristo Quien se le apareció. Considerándose indigno de la misma muerte que sufrió Cristo, el Apóstol Pedro, de acuerdo con su propia iniciativa, fue crucificado con la cabeza hacia abajo el 29 de junio del año 67 durante el reinado de Nerón, falleciendo simultáneamente con el Apóstol Pablo.
DOS EPÍSTOLAS: El Apóstol Pedro escribió dos epístolas católicas, en las cuales nos enseña resistir valientemente las tentaciones, pasar la vida piadosa, estricta, santa y sobria, advirtiendo a los cristianos al mismo tiempo acerca de los venideros herejes.
Partiendo de las palabras del Apóstol Pedro, su discípulo el Evangelista Marcos escribió su Evangelio, el cual en la antigüedad se llamaba también el Evangelio de San Pedro.

El primer obispo de Jerusalén: el Santo Apóstol Santiago.

Su vida santa. Miles de judíos convertidos. El Santo Apóstol Santiago fue pariente del Señor según la carne (hijo de José y de su primera esposa o hijo de María, hermana de la Madre de Dios). Fue consagrado obispo de Jerusalén por el propio Señor, de modo que fue el único apóstol que no viajó. El Apóstol Santiago se desempeñó como presidente del Concilio de Jerusalén en el año 51, lo que demuestra que el Apóstol Pedro no se consideraba como primero exclusivo entre los apóstoles. El Apóstol Santiago llevaba una vida santa, era virgen, no comía carne, no bebía vino y frecuentemente rezaba en el templo de Jerusalén prosternado sobre tierra en oración; por eso la piel de sus rodillas se hizo muy dura. Respetando su santa vida, lo veneraban hasta los enemigos del cristianismo. Los judíos le llamaban el justo. En el transcurso de 30 años reforzó y difundió la fe en Jerusalén y en toda Palestina entre muchos miles de judíos (Hech. Ap. 21:20).

ASESINATO DEL APÓSTOL SANTIAGO.: Temiendo que todo el pueblo podría convertirse a Cristo, los jefes de los judíos decidieron matar al Apóstol, y lo derribaron desde la altura del templo a la tierra. Pero Santiago aún vivo rezaba por sus asesinos. En aquel momento surgió la disputa entre los judíos si era necesario matar a un hombre justo, pero uno de los hebreos golpeó su cabeza matándolo.
El Apóstol Santiago escribió una epístola, en la cual consuela a los cristianos en sus padecimientos, y enseña que sería imposible salvarse sin obras buenas, sólo cifrando esperanza en la fe.

San apóstol y evangelista Juan:

Cumpliendo con el mandamiento del Salvador, el Apóstol San Juan cuidó y guardó a la Madre de Dios como un hijo devoto. Por eso al principio predicó solamente en Palestina. Pero después de la asunción de la Madre de Dios (15 de agosto del año 57) el Apóstol San Juan ya predicaba para las siete iglesias de Asia Menor viviendo mayormente en Efeso.
Durante el reinado del emperador Domiciano, fue llamado a Roma, y luego tirado en una caldera que contenía aceite hirviendo; sin embargo, el Apóstol permaneció vivo y sano. Entonces Domiciano lo desterró a la isla Patmos, donde San Juan escribió su Apocalipsis, o sea la revelación de la suerte de la Iglesia y del mundo entero. En el principio de esta obra él dirige su profecía a las siete Iglesias del Asia Menor; y en la segunda parte incluye la profecía referente a la Iglesia y al mundo, presentada bajo imágenes alegóricas que describen la lucha entre el bien y el mal que durará incesantemente.

Santos evangelistas Mateo, Marcos y Lucas:

Los santos apóstoles y evangelistas Mateo (perteneciente a los 12 apóstoles), Marcos (uno de los 70 apóstoles) y Lucas (médico e iconógrafo, perteneciente a los 70 apóstoles) fueron autores individuales de los evangelios; los tres murieron como mártires por la fe cristiana. El Santo Apóstol Lucas escribió también los Hechos de los Apóstoles, donde describió el descenso del Espíritu Santo, la difusión original del cristianismo y la predicación de los Apóstoles Pedro y Pablo. Del libro de los Hechos también aprendemos acerca de la evocación del Espíritu Santo para los que se bautizan, la consagración de los obispos, presbíteros y diáconos, acerca de la oración y el ayuno de los apóstoles en casos importantes, genuflexiones, etc.

Después de haber observado lo sucedido con los discípulos de Jesús podemos decir que se llego al final de la etapa apostólica; lo anterior lo anterior lo podemos explicar brevemente así:


Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Ananías, hizo arrestar a Jacobo, que encabezaba la Iglesia de Jerusalén y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a sucederle, pero la situación política de Israel se agravaba y los conflictos internos del judaísmo eran cada día mayores. Se cree que Pablo fue decapitado y Pedro fue muerto crucificado al revés en Roma durante la persecución por parte de Nerón. Al final del siglo I, de los apóstoles originales vivía tan sólo Juan el Apóstol,que se había trasladado a Éfeso, cuya iglesia se considera madre de muchas de Asia Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos.
Con el emperador
Vespasiano, el cristianismo siguió extendiéndose, hasta que en el año 90 el emperador bajo el imperio de Nerva (de quien dice su biógrafo Xifilino que «no permitió que se acusase a nadie por haber observado las ceremonias de la religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses») pudo regresar Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, a edad muy avanzada. Con su muerte (hacia el año 100) concluye la etapa apostólica.
La
Didajé y otros escritos de los Padres Apostólicos documentan las principales prácticas de la iglesia primitiva.

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