LA IGLESIA

LA IGLESIA
CATALINA PADILLA - JESICA BURBANO

lunes, 1 de febrero de 2010


En las anteriores páginas hemos estudiado que es la Iglesia, como se organiza y que importancia tiene en nuestra sociedad.
Ahora miraremos cuál fue el recorrido por la historia que tuvo a travesar esta para poder consolidarse como la organización religiosa que conocemos hoy en día.
Para comenzar debemos decir que la historia por la cuál comienza la iglesia pasa por distintos momentos; marcados por la alegría, tristeza, persecución, división y ansias de poder pero todo ha sido en nuestra opinión para alcanzar un fin. Unir a la humanidad en un credo, caracterizado por las enseñanzas de Jesús para lograr el amor universal.

EDAD ANTIGUA.

Raíces del cristianismo…

Después de haber investigado y leído, sabemos que las raíces del Cristianismo se encuentran en el Judaísmo; miremos un poco de lo que implico el trasfondo del Judaísmo en el nacimiento del Cristianismo.
Como todos sabemos Jesús y sus primeros
discípulos fueron judíos. Y vivieron en lo que conocemos como Palestina. Este lugar tuvo su propia historia, no solo porque aquí vivió Jesús; sino también por diferentes acontecimientos históricos, culturales y políticos que explicaremos brevemente.


Palestina siempre había sido disputada por su ubicación geográfica, ya que estaba en medio de dos grandes rutas comerciales: Egipto y Mesopotamia, Arabia y Asia menor. Alejandro Magno derrotó a los persas y luego se adueñó de Palestina. Su ideología era de unir a toda la humanidad bajo una misma civilización de tonalidad marcadamente griega conocida como Helenismo. Para los judíos el Helenismo era una amenaza para su religión, pues la filosofía helenística era marcadamente materialista. La presión del helenismo era constante y la fidelidad de los judíos a su Dios y sus tradiciones también. Esta presión desató una rebelión por una parte de los judíos "macabeos", quienes se rebelaron contra el helenismo de los seleucos, quienes pretendían imponer sus ideales. Luego en la historia se presenta el romano Pompeyo en el 63 aC. Quien toma Palestina deponiendo al último de los macabeos "Aristóbulo II. La política romana era tolerante a la religión y las costumbres de los pueblos conquistados.

Durante este tiempo existían grupos religiosos; los fariseos que eran un partido del pueblo y no gozaban de las ventajas materiales que otorgaban el régimen romano y el helenismo, también velaban por cumplir la ley en los momentos difíciles, creían el la resurrección y en la existencia de los ángeles. Los saduceos eran el partido de la aristocracia, cuyos intereses le llevaban a colaborar con el régimen. Eran aristócratas y conservadores, no creían en la resurrección y ni en los ángeles. Los Zelotes eran el partido que se oponían tenazmente al régimen romano. Todos los partidos y todas las sectas tenían algo en común; compartían el monoteísmo ético; creencia en un sólo Dios y la esperanza escatológica; guardaban la esperanza mesiánica, creían firmemente que el día llegaría cuando Dios interviniera en la historia de Israel y el cumplir un reino de paz y Justicia.
Después de haber visto el contexto en el cuál vivió Jesús y sus discípulos; fundadores del Cristianismo podemos observar como ellos vivieron en el seno de una religión milenario; que comenzó con la promesa de la Tierra Prometida, que Dios le hace a Abraham, en relatos recopilados en el Antiguo Testamento. Por en de la cristiandad recoge algunos elementos como:
El cristianismo continuó utilizando las escrituras hebreas, convirtiéndose el
Tanaj en lo que se conoce como el Antiguo Testamento y aceptando muchas doctrinas fundamentales del judaísmo, como el monoteísmo y la única deidad del judaísmo, Yahvé, y la creencia en un moshiach, término hebreo usualmente traducido como Mesías en español, el cual es equivalente a Cristo.
Muchos de los patrones encontrados en el judaísmo de la época de Jesús, se aplicaron también, como la adaptación de la forma litúrgica de la adoración en la
sinagoga a la iglesia o templo, la oración, la utilización de las sagradas escrituras, un calendario religioso, el uso de la música en himnos y oración; además de disciplinas como el ayuno. Los cristianos adoptaron inicialmente las traducciones griegas de las escrituras judías, conocidas como la Septuaginta, como su propia Biblia, y más tarde se canonizaron muchos de los libros del Nuevo Testamento.



Jesús como figura principal en el Cristianismo:

Casi toda la información de la que se dispone sobre la vida de Jesús y los orígenes del cristianismo, proviene de aquellos que proclamaban ser sus discípulos. Considerando que escribieron más para convencer a los creyentes que para satisfacer la curiosidad histórica, esta información consta por lo común de más preguntas que respuestas, y nunca se ha podido armonizar dentro de un coherente y satisfactorio orden cronológico. Dada la naturaleza de las fuentes, es imposible, excepto de un modo especulativo, distinguir entre las enseñanzas originales de Jesús y el desarrollo que tuvo este magisterio dentro de las primeras comunidades cristianas.

Lo que sí se sabe es que tanto la persona como el mensaje de Jesús de Nazaret, desde épocas muy tempranas, logró tener seguidores que creían en él como en un nuevo profeta. Sus palabras y hechos se interpretan a la luz del milagro de su resurrección. Los primeros cristianos concluyeron que lo que Él había demostrado ser, a través de su resurrección, ya lo debía haber sido antes, cuando caminaba entre los habitantes de Palestina e incluso antes de haber nacido del vientre de María de acuerdo con su condición divina y, por tanto, eterna. Se inspiraron en el lenguaje de las Sagradas Escrituras (la Biblia hebrea, que los cristianos llamaron Antiguo Testamento) para componer un relato de la realidad “siempre antigua, siempre nueva”, que habían aprendido a conocer como apóstoles de Jesucristo. Creyendo que era deseo y mandato de Jesús el que se unieran y formaran una nueva comunidad de lo que aún quedaba rescatable del pueblo de Israel, estos judíos cristianos formaron la primera Iglesia en Jerusalén. Consideraban que ése era el lugar más apropiado para recibir lo prometido: el don del Espíritu Santo y de una innovación espiritual.


Jesucristo es la figura principal del cristianismo. Nació en Belén, Judea.
Para la religión Cristiana, Jesús fue el Hijo de Dios encarnado y concebido por María, la mujer de José, un carpintero de Nazaret. El nombre de Jesús se deriva de la palabra hebrea Joshua, que completa es Yehoshuah (‘Yahvé es salvación’); y el título de Cristo, de la palabra griega christos, a su vez una traducción del hebreo mashiaj (‘el ungido’), o Mesías. Los primeros cristianos emplearon Cristo por considerarle el libertador prometido de Israel; más adelante, la Iglesia lo incorporó a su nombre para designarle como redentor de toda la humanidad.
En compañía de sus discípulos, Jesús estableció su base en Cafarnaum y viajó a los pueblos y aldeas cercanas para proclamar la llegada del Reino de Dios, como hicieron muchos profetas hebreos antes que él. Cuando los enfermos de cuerpo o espíritu se acercaron a él en busca de ayuda, los curó con la fuerza de la fe. Insistió en el amor infinito de Dios por los más débiles y desvalidos, y prometió el perdón y la vida eterna en el cielo a los pecadores siempre que su arrepentimiento fuera sincero. La esencia de estas enseñanzas se encuentra en el sermón de la montaña (Mt. 5,1-7), que contiene las bienaventuranzas (5,3-12) y la oración del Padrenuestro (6,9-13).
Después de algún tempo Jesús es crucificado y según la tradición resucita, cumpliendo así la promesa de Salvación para la Humanidad y la Redención de los pecados.

Todos los Evangelios señalan que después de su resurrección Jesús siguió enseñando a sus discípulos sobre asuntos relativos al Reino de Dios. También les encomendó una misión: “Id, pues... haced discípulos de todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt. 28,19). Lucas (24,50-51) también relata que, en Betania, Jesús fue visto ascender a los cielos por sus discípulos. Los Hechos de los Apóstoles 1, 212 recogen que la ascensión ocurrió cuarenta días después de la resurrección. Todas las doctrinas de su ministerio fueron desarrolladas en los principios fundamentales de la teología cristiana.






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